Cumplió Bidaideak, sin más, en su visita a la ciudad residencial del alfoz madrileño de Las Rozas, sabedor de que del partido que les enfrentaba al conjunto local -último en la clasificación sin victoria alguna en su haber- sólo debía salir con los puntos hacia Bilbao y sin ningún contratiempo en forma de lesiones. Las exigencias de buen baloncesto las tendrá que poner encima de la mesa el viernes y sábado próximo, si quiere que el paso de la Champions por Bilbao, selle su pasaporte para los cuartos de final de la máxima competición internacional. Y, pareció claro que en la mente de todos los jugadores que Esteban Nuñez desplazó a Madrid estaba inscrita la palabra cautela desde que sus sillas tocaron el parqué del coqueto polideportivo municipal de Las Matas. Ningún esfuerzo de más, ningún choque a cien. Los cuarenta minutos lo fueron de bsr light con marcador sentenciado desde comienzo y con el pasar del contador del tiempo como único gran aliciente.
Ni tan siguiera los bilbaínos buscaron altisonancia en sus guarismos. Un equipo acostumbrado a poner 80 en su casillero ante los rivales más difíciles del campeonato no llegó a éste precisamente ante quien más opciones le daba, a priori, para superarlos con suficiencia.
Sirvió, en todo caso a Núñez, y a su asistente Centeno, para probar sistemas y roles de cara al compromiso europeo. Jugar cuatro partidos en menos de 48 horas obligará a gestionar de la mejor de las maneras las energías de la plantilla, y, por eso, trataron que el banquillo se moviera de manera continua. Todos los desplazados jugaron si quiera 10 minutos, debiéndose anotar la presencia en 15 de los 40 de Mendiluce que, tras la intervención quirúrgica que tuvo que afrontar en el otoño pasado, vuelve, poco a poco, a la maquinaria del equipo. Ensayaron, también, los técnicos los diferentes sistemas que pueden tener que poner en danza en la Champions y se acomodaron a las variaciones de puntuación que la normativa europea obliga.
En la cronología del encuentro, decir que Mouriz abrió un marcador que salvo en 30 segundos de los primeros compases, siempre estuvo de cara de los bilbaínos. El primer cuarto terminó a su favor con un 10-18, y al descanso se llegó con un 19-36. Ensancharon el diferencial hasta los 32 puntos (27-59) al llegar al último, y en éste se dejaron ir hasta el 34-76 final.
Al sumatorio de los bilbaínos, Turek aportó 19 puntos, David 16, Asier 11, Manu y Jasso 8, O´Neill 6, y Blair y Txema Avendaño 4.
Por los rivales, -un equipo con destellos de clase en algunos de sus veteranos y con una juventud por explotar-, fueron Alexis y Rodrigo, con 10 cada uno, sus máximos anotadores.
Con la misión cumplida, volvió a Bilbao el plantel de un Bidaideak que afrontará el próximo viernes a partir de las 11 de la mañana uno de sus más históricos retos como local: acoger la organización de la Champions League y enfrentarse, en el partido inaugural, al nada menos que seis veces ganador de la misma, el Lahn-Dill alemán. Un encuentro impensable sólo unos años atrás, pero que la progresión continua de este club, -que les ha llevado a escalar paulatinamente posiciones de ranking-, hoy hacen que esté sentado en la mesa de los mejores y poder disfrutar de encuentros como éste. En todo caso, Bilbao acogerá el próximo viernes y sábado no sólo a este grandioso equipo teutón, sino también a otros clubes insignes del baloncesto europeo: al italiano Giulianova, el francés Meaux y al turco Merkezi. Sin duda, un festival de bsr en el que los locales intentarán conseguir una de las dos plazas que le lleven a pasar a los cuartos de final de la Champions