Bidaideak sólo tenía una exigencia en su acudir a los cuartos de la Champions: seguir dando la imagen de equipo sólido, aguerrido y difícil de tramitar, que ha ido consiguiendo difundir por todas las canchas de Europa en los últimos años. Y en el feudo del equipo representante del estado alemán de Turingia, cumplió con más que suficiencia. En el enfrentamiento del viernes contra el supercampeon Ilunion no le salió a su gusto las cosas, pero en la cancha el sudor y la actitud fueron bilbaínas. Por su parte, el sábado ante los Bulls locales, dio una lección de baloncesto a quienes están en la cúspide del baloncesto continental. La mayoría de los minutos el marcador tuvo color vasco y el buen juego siempre salía de sus manos, pero la calidad superlativa de algunos de sus rivales y algunas decisiones arbitrales incontestablemente desacertadas, llevaron a que el encuentro se decantara finalmente por los alemanes. En todo caso, el completo graderío del Elxlaben acompañó con un dilatado aplauso el trabajo extenuante del Bidaideak el marchar de éste a los vestuarios, reconociendo así que muy bien podía haber sido éste el que debería estar ya en la Final 4 de la Champions .
Cumplida con la exigencia de volver a reivindicar sus valores de equipo, debía Bidaideak también alcanzar el objetivo irrenunciable con el que se trasladó a Alemania: hacerse con la plaza que le permitiría jugarse en Milan el título del que es vigente campeón: la Euroliga I. Sentarse en la mesa de los cuatro mejores sigue siendo un sueño para un equipo tan modesto en recursos como es el bilbaino, pero pelear por lo que ya ha sido -el quinto club de Europa, que es lo que confiere el ganar ese torneo- se ha convertido en una autoobligación de Club.
Para ello vino a Erfurt y por ello ha venido preparándose toda la temporada.
Un equipo italiano, el Porto Torre, era el escollo que le quedaba en el camino. Y sólo ganándole podía obtener el pasaporte a Cantú, que es donde se celebrará la fase final de la Euroliga. La hora de inicio del encuentro -las 10 de la mañana- debió pesar en la escuadra bilbaína, porque durante el primer parcial, aunque el equilibrio fue nota dominante, el marcador se inclinaba en favor de los sardos, que contaron con la inspiración de la canadiense Kady Dandeneau para conseguirlo. El 18 a 19 en su favor, amenazaba las ambiciones vascas al terminar los primeros 10 minutos.
Fueron, poco a poco, entrando en juego l@s de Jose Centeno que, aunque todavía no eran capaces de desplegar su habitual juego, si iban controlando el liderazgo del luminoso. Entre Txema Avendaño y Manu Lorenzo, se encargaron de darle vuelta y llevar a su equipo al descanso con un + 10 (42-32) que, si bien no era determinante, si apuntaba las maneras por las que transcurriría la segunda parte del encuentro.
Volver del vestuario, intensificar el ritmo defensivo y desplegar su habitualmente productivo juego interior, fue suficiente como para que se quebrara cualquier esperanza en los insulares de que podían ser ellos los que se llevaran el encuentro. Papi se sentía más que cómodo en su martillear el aro italiano y Asier le alimentaba con un continuo de asistencias – hasta 23 gestó el bilbaíno en todo el encuentro-, mientras el resto del equipo controlaba espacios e impedían el lanzar cómodo de Kadi, Lasri Dagamn, l@s mejores encestadores de la escuadra dirigida por Malik Abes.
El 62 a 47 con que se iniciaba el cuarto parcial sonaba a determinante y en verdad que lo fue porque los italianos no pudieron jamás reequilibrar el choque. Más al contrario, la brecha en el luminoso fue paulatinamente creciendo hasta llegar a ese 82 a 62 con la que se agotó el partido.
La jerarquía de los anotadores bizkainos comienza con los 24 puntos de Papi, los 19 de Asier, los 14 de Txema y los 12 de Manu. Le sigue los 5 de James y los 4 de Lukas y Txiki. La de los sardos, con los 17 conseguidos por Kady Y Lasri, los 12 de Dagamn y los 6 de Simula.